La NASA lanzará una nueva sonda orbital marciana en 2022.





La exploración del planeta rojo vive un momento extraordinario, con nada menos que 7 sondas robóticas (2 en superficie y las otras 5 en órbita) actualmente en activo. Una situación que en buena parte se debe al esfuerzo estadounidense, que gracias a una época notablemente activa en este aspecto, lanzó de forma sucesiva y con un ritmo notable, una serie de misiones a Marte, casi todas ellas culminadas con éxito, y algunas de las cuales siguen en activo después de superar ampliamente el tiempo previsto. Ciertamente otros han puesto su grano de arena, como Europa con su Mars Express (la futura ExoMars), y La India con su pequeña y experimental Mangaalyan, pero sigue siendo la NASA la que lidera nuestra aventura marciana.

Y eso representa actualmente un problema, ya que después de esa "época dorada", de la que ahora mismo disfrutamos sus frutos, la NASA afronta un desierto, fruto en parte de los  costos del telescopio espacial James Webb, pero sobretodo por el claro desinterés de la actual administración de la Casa Blanca por la exploración interplanetaria, que se refleja año tras año, en los recortes presupuestarios que ésta intenta aplicarle con obsesión, en parte compensados por el Senado de los EEUU, pero que generan un estado de incertidumbre   que hace muy complicado presentar y apostar claramente por nuevas misiones, algo que siempre implica tiempo y dinero. Como resultado, después de los lanzamientos de 2016 (Inshigt Osiris-Rex), no veremos el lanzamiento de ninguna nueva sonda de los EEUU hasta 2020, con el nuevo rover marciano. 4 años de desierto que contrasta dolorosamente con un pasado no tan lejano.

El resultado, en el caso de Marte, es que con excepción de la recién llegada MAVEN, la flota orbital de la NASA en el planeta rojo está formada por sondas ya muy envejecidas: Mars Reconnaissance Orbiter llego en 2005, y la Mars Odessey es aún más antigua, ya que lo hizo en 2001. Especialmente grave es el caso de esta última, ya que la NASA sigue dependiendo en gran medida de ella para asegurar las comunicaciones con sus misiones en la superficie, actualmente Opportunity Curiosity y Spirit en su tiempo. Sin ella serían mucho más limitadas, y por eso mismo, la capacidad de estas últimas de avanzar y realizar su tarea. Cierto es que MAVEN puede actuar de remplazo en caso de necesidad (y es probable que así sea tarde o temprano), y que la futura sonda europea ExoMars podría ayudar, pero no es la opción favorita, especialmente pensando en la llegada del rover de 2020.

Las cosas, parecen estar moviéndose nuevamente, aunque ya pensando en los principios de la próxima década diseñar, construir, poner a prueba, lanzar y llegar al objetivo son años de trabajo, de ahí el daño que los actuales recortes están haciendo y cuyos efectos se notarán los próximos años,  para el 2022 posiblemente veremos el regreso de la NASA a las sondas orbitales marcianas y en general, pensando precisamente en el gran rover que deberá llegar a la superficie en 2020, y para el cual disponer de una buena cobertura en las telecomunicaciones resulta fundamental. Con la Mars Odessey posiblemente ya fuera de servicio (o como mínimo ya en sus últimas etapas por el agotamiento del combustible) en ese momento, MAVEN tomando el relevo provisional en el terreno de las comunicaciones, la Mars Orbiter 2022 (nombre provisional) parece la gran apuesta para ofrecer la cobertura necesaria, tanto a esta misión como futuras que puedan llegar después.

Aunque aún no se sabe demasiado de como será esta nueva sonda, lo cierto es que los primeros conceptos recuerdan inevitablemente a la Mars Telecommunications Orbiter (MTO), sonda que debería haber sido lanzada en 2009 y que fue finalmente cancelada por problemas presupuestarios. Tener que resucitar proyectos cancelados, aunque no sea exactamente el mismo, no deja lugar a dudas del mal momento de la NASA y la falta de ideas claras, tanto por parte de sus administradores como por los políticos en general, que al final son los que imponen los objetivos que esta debe alcanzar. 

Este parecido permite imaginar algunos posibles detalles: La MTO debía haber incorporado un sistema de comunicación óptico bidireccional es decir, láser y un telescopio de 30 Centímetros. Precisamente la sonda lunar LADEE puso a prueba con éxito este tipo de transmisiones, por lo que Marte y la Mars Orbiter 2022 deberían ser el siguiente paso, en la implantación de esta tecnología. Igualmente, para cualquier misión de superficie, el apoyo visual de la Mars Reconnaissance Orbiter para buscar objetivos y trazar la mejor ruta posible es muy importante, y esta, al igual que Odyssey, ya tiene sus años. No hay razones técnicas que hagan pensar que pueda dejar de estar en activo en un futuro próximo, pero es evidente que 2020 queda muy lejos. Por ello no sería una sorpresa si también incorporara algún potente sistema de observación.

¿Carga científica? La Mars Orbiter 2022 será, básicamente, una sonda de apoyo a los rovers de superficie, siendo esa su función básica, pero también estará equipada con casi total seguridad de instrumentos de alguna clase. Cuales y con que objetivos es algo que deberemos esperar para conocer. En todo caso, sea cual sea su forma final, no deja de ser una gran noticia ver que, al final del largo y oscuro túnel que la NASA deberá afrontar después de 2016, quizás se están plantando las bases para una nueva luz. Esperemos sea así, para beneplácito, de los que estamos aquí en tierra observando. 






La MTO tal y como se imaginaba antes de su cancelación en 2005. Debería haber llegado en 2009, y por tanto estar actualmente en activo. Su heredera llegará en 2022, ya pensando en el siguiente gran rover de la NASA.


La Mars Odyssey lleva 14 años, siendo la piedra angular de las comunicaciones de La Tierra con la superficie de Marte. A través de ella pasaron las señales de Spirit y Mars Phoenix, por ella pasan las de Opportunity y Curiosity, y por ella pasarán las de Insight en 2016. Que pueda llegar hasta 2020 para apoyar al nuevo rover de la NASA ya es más problemático. De ahí que se quiera enviar una nueva sonda pensada principalmente para esa función. Mientras tanto MAVEN, ExoMars y MRO podrían cubrir estas necesidades en caso de pérdida de la Odyssey.


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