VIVIENDO EN OTROS MUNDOS DEL SISTEMA SOLAR: PLUTÓN..!!
Imaginando la presencia humana en el antiguo 9º planeta.
Credit: NASA, ESA and G. Bacon (STScI)
Pero ahora lo vemos de verdad, y tenemos ganas de contárselo a alguien. Pero Enviar cualquier tipo de información a nuestros conocidos en La Tierra, por no decir mantener una conversación, pone a prueba nuestra paciencia, ya que cualquier señal de radio tarda 4,5 horas para sus mensajes lleguen a casa. Así que mejor olvidarse de frases cortas como "que tal?" y decir todo lo que queremos decir de una sola vez, esperando que, 9 horas después, recibamos una respuesta, o al menos una confirmación de su recepción. Vivir en Plutón se parece posiblemente a lo que debía ser vivir en la época del Imperio Romano o cualquier gran estado de la antigüedad, en que la información normalmente no viajaba más rápido que el caballo más rápido disponible, y cualquier comunicación y su posible respuesta parecían ir a cámara lenta. Al menos bajo nuestro punto de vista, claro está.
Y aún así hemos tenido suerte. Plutón viaja a lo largo de una órbita altamente elíptica que lo lleva dentro de la órbita de Neptuno durante 20 años; durante este tiempo, cuando está más cerca de La Tierra, un mensaje enviado a casa tardaría unas 4 horas. Pero cuando está más alejado el mensaje tardaría más de 6,5 horas antes de alcanzar su destino. Hemos llegado no en el mejor momento, pero si bastante mejor que en la mayor parte del largo año "Plutoniano", equivalente a 248 años terrestres. Quizás 20 años antes hubiera sido ideal, pero tampoco vamos a quejarnos por eso
Como no podía ser de otra forma, llegamos a un mundo gélido, aunque no tanto como Tritón, que como aprendimos por experiencia propia, tiene el título de mundo más frío conocido. Y al igual que en el caso de las comunicaciones, lo hacemos en un momento relativamente bueno, que podríamos considerar, haciendo el equivalente terrestre, como al final del Verano y principios del Otoño. Eso significa que estamos aún en la parte alta dentro de los 10 Grados Centígrados de variación que viven las temperaturas medias de este pequeño mundo a lo largo de su año, desde los -223 a los -233 Cº. Pueden parecer pocos, pero tiene un efecto evidente en él, ya que permiten en estos momentos más "cálidos" (lo que no deja de ser una forma de hablar, evidentemente) la formación de una tenue atmósfera, con una presión en superficie estimada de unos 3 Microbares, apenas un 0.003% de la terrestre.
Con el tiempo irá desapareciendo. O al menos eso se creía, ya sigue aquí cuando los cálculos indicaban que ya debería haber colapsado. Las cosas en estos mundos exteriores nunca son tan simples, como estamos aprendiendo poco a poco.
Es muy poco, pero viniendo de mundos virtualmente carentes de ella es siempre de agradecer, aunque en la práctica no implique ninguna ventaja para nosotros. Incluso nos advirtieron de que pueden generarse vientos extremadamente altos, de hasta 360 Kilómetros/Hora, aunque con un aire tan tenue posiblemente no implicaría una seria amenaza. De momento parece que hemos aterrizado en un lugar tranquilo.
El oscuro cielo tiene, al situarnos en el hemisferio correcto, la eterna compañía de Caronte, la mayor de sus lunas. Y es que ambos cuerpos están atrapados mutuamente por las mareas gravitatorias, por lo que siempre se miran fijamente, y siempre con las mismas "caras". No es de extrañar que muchos los consideren un planeta doble, más que un planeta y su gran luna. Y esta aparece ante nosotros de forma majestuosa y con un tamaño realmente espectacular. En La Tierra podíamos "borrar" a La Luna del firmamento con el brazo extendido y levantando el pulgar. En Plutón nos resulta imposible. Debemos utilizar todo el puño cerrado para conseguir el mismo efecto. Si alguien nos viera pensaría que la estamos amenazando.
¿Y el Sol? Al mediodía nos recuerda a como vemos a Júpiter desde la Tierra, aunque mucho más brillante, tanto como lo es en nuestro planeta en un día muy nublado. No es mucho, pero tampoco es vivir en la completa oscuridad, como podíamos haber esperando en su momento. Nuestra estrella puede ser mucho más pequeña que otras, pero sigue siendo mayor que el 80% de las que existen en nuestra galaxia. Y se nota.
Por primera vez nos enfrentamos a un mundo que no conocemos en absoluto, y las mejores imágenes que tenemos son las del Hubble, que apenas distinguió las notables diferencias de tonalidad y color que conforman su desconocida superficie. La experiencia en Tritón nos advierte de los peligros de posibles géisers de gas emergiendo de forma súbita, pero en la práctica estamos a ciegas. Quizás deberíamos haber esperado unos pocos meses más, hasta que la New Horizons nos ofreciera imágenes mucho más detalladas que nos permitiera planificar mejor nuestra ruta, pero nos ganó la impaciencia. Aunque nos sentimos tentados a tomar riesgos, preferimos esperar a su llegada, y después hacer una segunda visita. De momento queda "en reserva". No es muy prometedor, pero habrá que darle una segunda oportunidad.
Nuestra siguiente etapa nos llevará ante los cuerpos más pequeños, pero al mismo tiempo más fascinantes, del Sistema Solar, los cometas. Viendo lo que nos ofrece Rosetta, no podemos estar más expectantes.
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