LA MUERTE DE UNA ESTRELLA
Viaje al corazón de una estrella moribunda.
Las nebulosas planetarias desempeñan un papel crucial en el enriquecimiento químico y la evolución del universo. Devuelven al medio interestelar el material estelar de las estrellas que han llegado al final de su existencia, y con el los nuevos elementos creados en el reactor de fusión que conformaba su corazón, como carbono y nitrógeno, así como otros más pesados. A partir de él surgirán nuevas estrellas y planetas, todos ellos enriquecidos por la herencia química de sus predecesoras. Y posiblemente también nueva vida. De ahí la famosa frase de Carl Sagan: "Estamos hechos de materia que procede de las estrellas".
Un ejemplo magnifico es la conocido como nebulosa del Búho Meridional, una brillante esfera con un diámetro de casi cuatro años luz. Si lo comparamos con la duración de la típica vida de una estrella media, que se suele medir en miles de millones de años, es un fenómeno relativamente corto que dura solamente unas pocas decenas de miles de años. Y este caso no es una excepción. Las nebulosas planetarias, cuyo nombre deriva de que inicialmente se las tomó por nuevos planetas, se crean a partir del gas en expansión expulsado por estrellas moribundas, aquellas con menos de 8 masas solares, que al envejecer y pierden el equilibrio interno que habían mantenido hasta entonces, al agotar su combustible de hidrógeno e iniciar reacciones con elementos más pesadas.
Después de pasar por una fase de expansión, convirtiéndose en lo que se conoce como gigante roja, empieza a dejar sus capas exteriores de gas a merced de los vientos estelares, que se van disipado en el espacio circundante. El antiguo núcleo estelar, ahora convertido en lo que se conoce como una Enana Blanca, empieza a emitir radiación ultravioleta que lo ioniza luego el gas circundante, haciendo que brille con refulgentes colores durante un instante cósmico. Para el antiguo corazón estelar comenzará, sin embargo, un viaje hacia la oscuridad, que desembocará en una Enana negra, ya fría e inerte, aunque el proceso es tan extenso en el tiempo que en realidad se presume que ninguna a llegado todavía a ese estado desde el inicio del Universo.
De hecho, dentro de varios miles de millones de años, el Sol producirá una nebulosa planetaria y luego también pasará sus años crepusculares como una enana blanca. La nebulosa del Búho es una imágen, un reflejo de su propio destino, como un fantasma del futuro que se manifiesta ante nuestros ojos.
La nebulosa planetaria ESO 378-1 con una perspectiva más amplia. Una tenue y hermosa esfera en la oscuridad, las últimas bocanadas de una estrella moribunda.
Localización de ESO 378-1 en el cielo nocturno terrestre.
La masa de una estrella determina su destino final. Aquellas con más de 8 veces la masa del Sol les espera una vida corta con un final espectacular. Para las más parecidas al Sol, esta será más extensa en el tiempo, y su final menos cataclísmico.
El fantasma de una estrella moribunda
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