SOMBRAS ESTELARES
Presentada la primera secuencia de la evolución de las manchas solares en otra estrella.

Son una de las características más notables del Sol, y para cualquier astrónomo aficionado con el instrumental óptico adecuado, uno de sus primeros objetivos. Su oscura silueta, recortada sobre el resto de la deslumbrante fotosfera resulta una visión espectacular, y aunque en realidad las vemos oscuras solo por el contraste con su entorno, al ser regiones algo más frías por efecto de los campos magnéticos que cruzan a través de ellas, su negra silueta es ya un clásico entre los amantes de la observación y fotografía astronómica. Por ello las llamamos manchas solares.

Pero el Sol es una estrella, al igual que los varios cientos de miles de millones de estrellas que la rodean y componen la Vía Láctea. Por tanto es inevitable asumir que los fenómenos que asociamos a la nuestra se repiten en todas las demás. Y así es, aunque en general los vemos de forma indirecta, reconstruyendo lo que allí ocurre a partir de los datos disponible y aplicando los modelos actuales. Ver directamente la superficie es algo extremadamente dificil, ya que la misma distancia que nos separa de ellas (la más cercana, Próxima Centauri, se encuentra a más de 4 años-luz de La Tierra) es un obstáculo enorme. Pero poco a poco vamos haciendo avances. Y en esta ocasión las manchas solares, aunque no del Sol sino de la gigante roja XX Tri, son las protagonistas.

Astrónomos del Instituto de Astrofísica de Potsdam (AIP) han observado por primera vez la evolución de las manchas estelares en una estrella distinta de nuestro Sol, registrando a lo largo de 6 años su crecimiento y el desvanecimiento, gracias en buena parte a los datos espectroscópicos recopilados por los telescopios robóticos STELLA en Tenerife. Como ocurre en nuestra estrella, también XX Tri parecen seguir un ciclo regular, posiblemente relacionada con su actividad magnética, pero de mucha mayor intensidad.

No se trata de imágenes directas, que siguen siendo algo fuera del alcance, sino una reconstrucción realizada a partir de una amplia serie de espectros de alta resolución (667 en total) tomados entre 2006 y 2012, y la aplicación de modelos matemáticos. Una tarea titánica, a pesar del enorme tamaño de XX Tri y la no menos pequeña mancha solar detectada, tan colosal que de un extremo a otro a otro podrían caber más de 6 soles. Pero el esfuerzo y el resultado vale la pena, especialmente por lo que nos puede contar sobre lo que ocurre en capas más profundas, ya que son la manifestación del campo magnñetico estelar, así como los mecanismos que rigen su propio ciclo de actividad.

Quizás no tan importante, aunque no por ello menos trascendente, es que estas observaciones nos recuerdan la naturaleza de nuestro Sol, el astro más importante para nosotros, es una más en un mar de estrellas. 


La evolución de la enorme mancha solar de XX Tri.

Los telescopios robóticos STELLA, en Tenerife, responsables de los datos espectrales que permitieron reunir los datos ahora utilizados para mostrar la gran mancha de esta estrella.

Las manchas solares, oscuras por contraste con la superficie que las rodea, son la manifestación del campo magnético del Sol, puntos donde tubos  magnéticos cruzan la fotoesfera.

First movie of stellar-surface evolution beyond our Solar System

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