ALLÍ DONDE NACIÓ TODO
El telescopio VISTA nos desvela cuando se formaron las primeras galaxias masivas, mucho antes de lo teorizado por los modelos actuales.

Para poner a prueba las teorías actuales sobre formación y evolución de las galaxias, uno de los sistemas más simples pero al mismo tiempo afectivo es acotar una zona de la Bóveda Celeste y contar cuantas podemos detectar. Sencillo con aquellas más cercanas, pero que se va complicando a medida que retrocedemos en el espacio, y por eso mismo, dada que la velocidad de la luz es finita, en el tiempo. Y se complica aún más por el hecho de que las galaxias más brillantes y más fáciles de observar (las más masivas, como la Vía Láctea y otras aún más colosales) son más escasas cuanto más penetran los astrónomos en el pasado, mientras que las menos brillantes (pero más numerosas) son aún más difíciles de detectar.

Y eso quiere decir que allí lejos, en lo que para nosotros son las fronteras del espacio y del tiempo, puede haber mucho más de lo que creíamos, y con ello obligar a replantear algunos aspectos de lo que conocíamos o creíamos saber.

Así nos lo recuerda un equipo de astrónomos dirigido por Karina Caputi, del Instituto de Astronomía de Kapteyn, en la Universidad de Groninga, que ha sacado a la luz la existencia de muchas galaxias lejanas que habían escapado de los escrutinios anteriores, utilizando para ellos imágenes del sondeo UltraVISTA para rastrear una zona del cielo concreta desde 2009, en longitudes de onda del infrarrojo cercano y hacer un censo de galaxias débiles en una época en la que la edad del universo estaba entre los 750 y los 2.100 millones de años. Todo ello combinado con las realizadas de esa región por el Telescopio Espacial Spitzer.

"Descubrimos 574 galaxias masivas nuevas, la muestra más grande de este tipo de galaxias ocultas del Universo temprano jamás reunida", explica Karina. "Estudiarlas nos permitirá responder a una pregunta simple pero importante:¿cuándo aparecieron las primeras galaxias masivas?". Gran parte de las galaxias masivas que vemos ahora a nuestro alrededor, en el universo cercano, ya se habían formaron sólo 3.000 millones años después del Big Bang. Pero ahora la fecha de origen quizás deba retrasarse aún más, desafiando los modelos establecidos, gracias a esta amplia campaña de exploración profunda, que sacó a la luz estos colosos, que están oscurecidos por el polvo y son extremadamente distantes. 


Y es que este estudio en profundidad, además de que las galaxias masivas eran más abundantes de lo que se había pensado, demuestran que ya estaban presentes cuando el Universo tenía entre 1.000 y 1.500 millones años. Esto contradice los modelos actuales de evolución galáctica, que no predicen la existencia de este tipo de monstruosas galaxias en esas épocas tempranas. Para complicar aún más las cosas, si las galaxias masivas del universo temprano contienen más polvo que el predicho por los astrónomos, entonces ni siquiera UltraVISTA sería capaz de detectarlas. Si este es el caso, las teorías actuales sobre cómo se formaron puede requerir de una revisión completa. "No encontramos evidencia de la presencia de estas galaxias masivas antes de alrededor de 1.000 millones de años después del Big Bang, así que estamos seguros de que las primeras debieron formarse en ese momento", concluye Henry Joy McCracken, coautor del artículo.

Un reino lejano en el espacio y el tiempo, donde nacieron monstruos que desafían las reglas del juego que creíamos ya tan establecidas. El radiotelescopio ALMA, así como los futuros observatorios que están por llegar, como el telescopio E-ELT, deberán ayudarnos para entender hasta donde llega este desafío, en forma de una tenue luz donde no debería haber ninguna.

Algunas de las galaxias masivas recién descubiertas se muestran en primer plano en estos pequeños subconjuntos del campo captado por UltraVISTA.

Allí donde nacen los monstruos.

El nacimiento de los monstruos

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