El último acto de una luna condenada..!!
La destrucción de Fobos, el mayor satélite de Marte, podría ya haber comenzado.
Si un viajero llegado desde la Tierra aterrizara en el planeta rojo, uno de las evidencias más claras que tendría de encontrarse en otro mundo la tendría moviéndose rápidamente sobre su cabeza en el cielo nocturno. Y es que ver dos lunas despejaría cualquier duda. Nada que ver con la enorme Luna terrestre, ya que en este caso son posiblemente asteroides capturados en algún momento del pasado remoto, pero que juntas, con su curioso baile en que cada una parece moverse en direcciones opuestas, dotan del firmamento marciano de algo único, una belleza que seguramente hipnotizaría a sus potenciales primeros pobladores, de los que es sencillo imaginarlos mirando durante horas este espectáculo celeste.
Pero todo espectáculo debe terminar algún día, y el que ofrece Fobos, la mayor de todas ellas, la que más destaca en la noche al tener una forma reconocible y no ser, como le ocurre a Deimos, solo una estrella muy brillante, y la que nos resultaría más "alienigena" al verla cruzar el firmamento hasta 3 veces en un mismo día, está afrontado su acto final. No será un final rápido a escala humana, pero para ella, que quizás es tan antiguo como el propio Sistema Solar, solo de 30 a 50 millones de años de vida por delante es apenas un suspiro. Y su caída hacia el olvido podría haber comenzando ya.
Separado de la superficie de Marte por apenas 6.000 Kilómetros (el satélite más cercano a su planeta que se conoce), las mareas gravitatorias hacen que lentamente esta se reduzca aún más, a razón de unos 2 metros por siglo, y se aproxime al conocido como Límite de Roche, el punto sin retorno en que la diferencia entre el tirón de un lado y otro será tan grande que la despedazará, dando lugar a un espectacular, aunque transitorio, anillo de restos. De ahí que se marque ese periodo temporal como el momento de su catastrófico final.
Pero aunque aún lejano en el tiempo, al menos desde nuestra percepción de la realidad, las señales de su fatídico destino, de que el proceso de destrucción puede haber ya empezado, podrían estar ya dibujadas en su rostro. Se trata de unas de las características más llamativas que vemos en las imágenes de Fobos, una serie de fracturas paralelas que durante mucho tiempo se pensó que eran fruto de las colisiones sufridas en esta pequeña luna, en especial del que formó el gran cráter Stickney, pero un nuevo estudio y nuevos modelos indican ahora que son los primeros signos de una falla estructural global que, en última instancia, la destruirá."Creemos que Fobos ya ha empezado a fallar, y el primer signo es la formación de estos surcos", explica Terry Hurford, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Aunque durante mucho tiempo se pensó en Fobos como un cuerpo sólido, hoy día se piensa que es básicamente una pila de escombros, apenas mantenidos agrupados por su gravedad común, rodeado por una capa de regolito de 100 metros de espesor. Es decir, una capa externa con cierta cohesión rodeando un interior que no lo es tanto, que se puede distorsionar fácilmente, obligando a la capa externa de reajustarse. Esta se comportaría de forma elástica, adaptándose a los cambios, pero al mismo tiempo lo suficientemente débil para que estas tensiones, crecientes a lo largo del tiempo a medida que la distancia con Marte se reduce, hagan que termine fallando. Y esto es lo que parece estar ya ocurriendo.
Estamos viviendo, si esto es así, el principio de la lenta agonía de Fobos, que terminará dentro de algunos millones de años, cuando finalmente su resistencia se rompa definitivamente. No es algo que deba preocuparnos, ya que desde nuestra escala temporal eso queda aún muy lejos, y para los primeros humanos que pisen el planeta, e incluso para sus posibles pobladores permanente su presencia será un elemento familiar, indispensable, como si fuera parte de la misma naturaleza del planeta y por tanto que siempre haya estado ahí y siempre lo siga estando. Pero será una ilusión, los últimos destellos de una larga historia a punto de terminar. El telón, para Fobos, está a punto de cerrarse por última vez.
Las fracturas paralelas que recorren esta luna. Al principio se pensó que eran fruto de las tensiones generadas por el gran impacto que formó el cráter Stickney, en la parte superior, pero el no expandirse de forma radial con respecto a este último siempre sembró dudas sobre esto. Ahora se les da una nueva y fatídica explicación.
Fobos se encuentra muy cerca de Marte, apenas 6000 Km sobre la superficie del planeta. No existe otro satélite planetario que viva tan cerca de su planeta. Y eso tendrá a la larga consecuencias fatales.
Una de las ideas sobre la futura exploración humana de Marte es utilizar a Fobos como una especie de base avanzada donde lanzarse hacia la superficie. Su cercanía y bajísima gravedad lo hacen ideal para ello.
Las lunas de Marte son diminutas, mientras que La Luna es grande de forma desproporcionada con respecto a La Tierra para ser un satélite.
Fobos y Deimos en el cielo nocturno de Marte, visto por el rover Curiosity. No podrían ser tan visibles de no estar tan cerca del planeta, dado su pequeño tamaño, de apenas una decena de Kilómetros en el caso del primero.
Mars’ Moon Phobos is Slowly Falling Apart
Si un viajero llegado desde la Tierra aterrizara en el planeta rojo, uno de las evidencias más claras que tendría de encontrarse en otro mundo la tendría moviéndose rápidamente sobre su cabeza en el cielo nocturno. Y es que ver dos lunas despejaría cualquier duda. Nada que ver con la enorme Luna terrestre, ya que en este caso son posiblemente asteroides capturados en algún momento del pasado remoto, pero que juntas, con su curioso baile en que cada una parece moverse en direcciones opuestas, dotan del firmamento marciano de algo único, una belleza que seguramente hipnotizaría a sus potenciales primeros pobladores, de los que es sencillo imaginarlos mirando durante horas este espectáculo celeste.
Pero todo espectáculo debe terminar algún día, y el que ofrece Fobos, la mayor de todas ellas, la que más destaca en la noche al tener una forma reconocible y no ser, como le ocurre a Deimos, solo una estrella muy brillante, y la que nos resultaría más "alienigena" al verla cruzar el firmamento hasta 3 veces en un mismo día, está afrontado su acto final. No será un final rápido a escala humana, pero para ella, que quizás es tan antiguo como el propio Sistema Solar, solo de 30 a 50 millones de años de vida por delante es apenas un suspiro. Y su caída hacia el olvido podría haber comenzando ya.
Separado de la superficie de Marte por apenas 6.000 Kilómetros (el satélite más cercano a su planeta que se conoce), las mareas gravitatorias hacen que lentamente esta se reduzca aún más, a razón de unos 2 metros por siglo, y se aproxime al conocido como Límite de Roche, el punto sin retorno en que la diferencia entre el tirón de un lado y otro será tan grande que la despedazará, dando lugar a un espectacular, aunque transitorio, anillo de restos. De ahí que se marque ese periodo temporal como el momento de su catastrófico final.
Pero aunque aún lejano en el tiempo, al menos desde nuestra percepción de la realidad, las señales de su fatídico destino, de que el proceso de destrucción puede haber ya empezado, podrían estar ya dibujadas en su rostro. Se trata de unas de las características más llamativas que vemos en las imágenes de Fobos, una serie de fracturas paralelas que durante mucho tiempo se pensó que eran fruto de las colisiones sufridas en esta pequeña luna, en especial del que formó el gran cráter Stickney, pero un nuevo estudio y nuevos modelos indican ahora que son los primeros signos de una falla estructural global que, en última instancia, la destruirá."Creemos que Fobos ya ha empezado a fallar, y el primer signo es la formación de estos surcos", explica Terry Hurford, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Aunque durante mucho tiempo se pensó en Fobos como un cuerpo sólido, hoy día se piensa que es básicamente una pila de escombros, apenas mantenidos agrupados por su gravedad común, rodeado por una capa de regolito de 100 metros de espesor. Es decir, una capa externa con cierta cohesión rodeando un interior que no lo es tanto, que se puede distorsionar fácilmente, obligando a la capa externa de reajustarse. Esta se comportaría de forma elástica, adaptándose a los cambios, pero al mismo tiempo lo suficientemente débil para que estas tensiones, crecientes a lo largo del tiempo a medida que la distancia con Marte se reduce, hagan que termine fallando. Y esto es lo que parece estar ya ocurriendo.
Estamos viviendo, si esto es así, el principio de la lenta agonía de Fobos, que terminará dentro de algunos millones de años, cuando finalmente su resistencia se rompa definitivamente. No es algo que deba preocuparnos, ya que desde nuestra escala temporal eso queda aún muy lejos, y para los primeros humanos que pisen el planeta, e incluso para sus posibles pobladores permanente su presencia será un elemento familiar, indispensable, como si fuera parte de la misma naturaleza del planeta y por tanto que siempre haya estado ahí y siempre lo siga estando. Pero será una ilusión, los últimos destellos de una larga historia a punto de terminar. El telón, para Fobos, está a punto de cerrarse por última vez.
Las fracturas paralelas que recorren esta luna. Al principio se pensó que eran fruto de las tensiones generadas por el gran impacto que formó el cráter Stickney, en la parte superior, pero el no expandirse de forma radial con respecto a este último siempre sembró dudas sobre esto. Ahora se les da una nueva y fatídica explicación.
Fobos se encuentra muy cerca de Marte, apenas 6000 Km sobre la superficie del planeta. No existe otro satélite planetario que viva tan cerca de su planeta. Y eso tendrá a la larga consecuencias fatales.
Una de las ideas sobre la futura exploración humana de Marte es utilizar a Fobos como una especie de base avanzada donde lanzarse hacia la superficie. Su cercanía y bajísima gravedad lo hacen ideal para ello.
Las lunas de Marte son diminutas, mientras que La Luna es grande de forma desproporcionada con respecto a La Tierra para ser un satélite.
Fobos y Deimos en el cielo nocturno de Marte, visto por el rover Curiosity. No podrían ser tan visibles de no estar tan cerca del planeta, dado su pequeño tamaño, de apenas una decena de Kilómetros en el caso del primero.
Mars’ Moon Phobos is Slowly Falling Apart
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