BepiColombo en movimiento..!!
Observando la actividad que despliega en su viaje hacia Mercurio.
Se cumple un año del lanzamiento de la misión más ambiciosa y compleja jamás enviada al planeta más cercano al Sol, dos sondas, una europea y otra japonesa, que viajan juntas compartiendo, por así decirlo, el mismo vehículo, el tercer miembro del equipo conocido como módulo de transporte . Un conjunto ensamblado de compañeros de viaje que se conoce como BepiColombo. Aún quedan años para que alcance su objetivo, y que tiene por delante un encuentro con la Tierra, dos con Venus y seis con el propio Mercurio, hasta conseguir finalmente (2025) la inserción en la órbita de esta último. O las inserciones, ya que será el momento en que ambos amigos se separen para siempre.
Una misión compleja, y por ella siempre monitorizada por tres cámaras, que se encargan de tomar contantes autorretratos de la propia BepiColombo con el objetivo de comprobar que todos sus elementos están y funcionan como está previsto. Y eso permite, como un regalo para cualquier aficionado a la exploración interplanetaria, observar como una sonda trabaja en su día a día, especialmente en la llamada fase de crucero, cuando se está moviendo entre mundos.
En total estas cámaras llevan acumuladas unas 500 fotografías, y usando unas 200 de ellas es posible asistir a los movimientos y maniobras de la sonda a lo largo de este año de viaje. Destaca por encima de todo el baile frenético de la antena que utiliza para comunicarse con la Tierra, y que va cambiando de orientación para mantenerse mirando hacia nuestro planeta. La propio trayectoria de la BepiColombo y el movimiento propio de la Tierra alrededor del Sol hace necesario estos movimientos. Pero no es lo único que se mueve, ya que los paneles solares también hacen su aparición brevemente, en esta caso mientras se asegura de estar orientada hacia su fuente de energía.
Una escena fascinante si uno piensa que está observando una sonda espacial en pleno vuelo. Y que nos recuerda que nunca hay descanso para un explorador, incluso en una fase tan inicial del viaje.
La BepiColombo sobrevolando nuestro planeta. Al fondo vemos la antena de comunicaciones, protagonista de esta entrada.
El largo camino hacia Mercurio.
Misión BepiColombo: un año de viaje a Mercurio tomando selfies
Se cumple un año del lanzamiento de la misión más ambiciosa y compleja jamás enviada al planeta más cercano al Sol, dos sondas, una europea y otra japonesa, que viajan juntas compartiendo, por así decirlo, el mismo vehículo, el tercer miembro del equipo conocido como módulo de transporte . Un conjunto ensamblado de compañeros de viaje que se conoce como BepiColombo. Aún quedan años para que alcance su objetivo, y que tiene por delante un encuentro con la Tierra, dos con Venus y seis con el propio Mercurio, hasta conseguir finalmente (2025) la inserción en la órbita de esta último. O las inserciones, ya que será el momento en que ambos amigos se separen para siempre.
Una misión compleja, y por ella siempre monitorizada por tres cámaras, que se encargan de tomar contantes autorretratos de la propia BepiColombo con el objetivo de comprobar que todos sus elementos están y funcionan como está previsto. Y eso permite, como un regalo para cualquier aficionado a la exploración interplanetaria, observar como una sonda trabaja en su día a día, especialmente en la llamada fase de crucero, cuando se está moviendo entre mundos.
En total estas cámaras llevan acumuladas unas 500 fotografías, y usando unas 200 de ellas es posible asistir a los movimientos y maniobras de la sonda a lo largo de este año de viaje. Destaca por encima de todo el baile frenético de la antena que utiliza para comunicarse con la Tierra, y que va cambiando de orientación para mantenerse mirando hacia nuestro planeta. La propio trayectoria de la BepiColombo y el movimiento propio de la Tierra alrededor del Sol hace necesario estos movimientos. Pero no es lo único que se mueve, ya que los paneles solares también hacen su aparición brevemente, en esta caso mientras se asegura de estar orientada hacia su fuente de energía.
Una escena fascinante si uno piensa que está observando una sonda espacial en pleno vuelo. Y que nos recuerda que nunca hay descanso para un explorador, incluso en una fase tan inicial del viaje.
La BepiColombo sobrevolando nuestro planeta. Al fondo vemos la antena de comunicaciones, protagonista de esta entrada.
El largo camino hacia Mercurio.
Misión BepiColombo: un año de viaje a Mercurio tomando selfies
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