Mientras siga funcionando, hay que seguir exprimiendo hasta la última gota de ciencia posible, antes de que el inevitable paso del tiempo y las duras condiciones ambientales pongan punto final a su vida. Esta es la postura más lógica que cualquier misión interplanetaria suele adoptar, dado que con todo el tiempo y dinero invertido en hacerla realidad, pretender desconectarla cuando sigue operativa y capaz de seguir ofreciendo rendimiento científico parece a todas luces absurdo. La historia nos muestra que, efectivamente, las misiones interplanetarias han terminado su misión cuando dejan de funcionar o ya no son capaces de seguir cumpliendo sus objetivos, pero lejos de ser algo que se da por supuesto, no son pocas las ocasiones en que este es el resultado de la lucha de sus equipos en tierra, ejerciendo presión a todos los niveles, incluida política, para parar los pies a los que, por motivos presupuestarios, están siempre con las tijeras en mano con ganas de cortar su financiación.
Opportunity y la curiosa obsesión, tanto el año pasado como este actual, por parte de la Casa Blanca y el administrador de la NASA,de intentar dejar a 0 su presupuesto (que es lo mismo que exigir que lo desconecten), y solo bloqueado por la presión de los científicos y otras instituciones a nivel político, dejan claro que prolongar la vida activa de una sonda, por bueno que sea su estado, no es tan sencillo como parece.
Por ello es siempre una buena noticia cuando se confirma que uno de nuestros exploradores interplanetarios seguirá con nosotros mucho más tiempo del inicialmente previsto. Este es el caso de Rosetta, que acaba de recibir la confirmación de que seguirá en activo y con el presupuesto necesario para cubrir toda su actividad científica hasta Septiembre de 2016, cuando se estima que ya no recibirá la energía solar necesaria para operar sus instrumentos científico. Así lo decidió recientemente el Comité para el Programa Científico de la ESA
"Es una gran noticia para la ciencia", explica Matt Taylor, Científico del Proyecto Rosetta para la ESA."Tendremos la oportunidad de estudiar cómo se apaga la actividad del cometa a medida que se aleja del Sol, y podremos acercarnos todavía más a su núcleo para recoger una información sin precedentes. Al comparar los datos del antes y el después del paso por el perihelio, podremos comprender mucho mejor el ciclo de vida de un cometa".
Churyumov-Gerasimenko alcanzará el punto de su órbita más próximo al Sol (conocido como perihelio), el próximo día 13 de agosto. Rosetta ha estado observando cómo aumenta la actividad a lo largo del último año, y el poder continuar su estudio durante el año posterior ofrecerá una imagen mucho más completa de cómo cambia el cometa a lo largo de su órbita. Los datos recogidos por Rosetta durante esta nueva fase también serán de gran utilidad para contrastar las observaciones realizadas desde la Tierra. Actualmente el cometa se encuentra muy cerca de la línea Tierra-Sol, por lo que resulta muy difícil observarlo desde nuestro planeta.
Tras el paso por el perihelio la actividad del cometa comenzará a disminuir, lo que permitirá a Rosetta volver a acercarse a su núcleo para estudiar cómo han cambiado sus propiedades durante su breve "verano". Un "antes y después" sin duda de gran valor para los estudiosos de estos cuerpos celestes, en que la experiencia adquirida por su equipo de control será de gran valor, permitiendo maniobras más arriesgadas, entre las que destacarían sobrevolar la cara nocturna del cometa para observar la actividad del plasma, el polvo y el gas en esta región, y recoger muestras del polvo expulsado cerca del núcleo.
A medida que la sonda y el cometa se alejen del Sol, llegará un punto en el queRosetta dejará de recibir la energía solar necesaria para operar de forma eficiente y segura, similar a la situación experimentada en junio de 2011, cuando la sonda permaneció en hibernación 31 meses mientras completaba el tramo más remoto de su viaje, en las cercanías de la órbita de Júpiter
Sin embargo, en este punto,ya habrá agotado la mayor parte de su combustible, necesario para mantener su capacidad de maniobra, por lo que no tendrá sentido hacerla entrar de nuevo en modo de hibernación. Por ello se plantea ya una opción alternativa, un final espectacular que ponga un punto y final digno de Rosetta: "Como estamos viajando junto al cometa, la forma más lógica de terminar esta misión es mandarla hacia su superficie", explica Patrick Martin. No para estrellarse, sino para posarse suavemente en la superficie, algo posible por el extremadamente débil campo gravitatorio del 67P/Churyumov-Gerasimenko.
"Todavía tenemos mucho trabajo por delante para poder confirmar si es posible terminar la misión de esta manera. Primero hay que ver cómo se encuentra la sonda tras el paso por el perihelio, y cómo se comporta en las inmediaciones del cometa, y luego trataremos de determinar en qué lugar de su superficie podríamos aterrizar". Si se llegase a desarrollar esta propuesta, la sonda pasaría unos tres meses descendiendo en espiral hacia la superficie del cometa, continuando las operaciones científicas, lo que haría posible recoger nuevos datos a unas distancias sin precedentes. Sin embargo, es muy improbable que la sonda sea capaz de continuar su misión y de enviar datos a la Tierra tras aterrizar en el cometa, por mucho que permanezca intacta, marcando así el final de una de las misiones de exploración espacial con más éxito de la historia.
Así, después de haberse separado hace tanto tiempo, Rosetta y Philae se reunirían de nuevo, juntas para siempre, ahora como parte de este pequeño fragmento de la historia del Sistema Solar. Sin lugar a dudas sería el mejor de los finales.
Afloramientos de hielo, un proceso inesperado que provoca la rápida disociación de las moléculas de agua y de dióxido de carbono emitidas por el núcleo del cometa, mapa de la emisión de Vapor de agua y seguimiento de fragmentos del núcleo viajando hacia las profundidades del espacio, algunos de los últimos descubrimientos y logros de Rosetta. Una aventura de descubrimiento científico que seguirá hasta Septiembre de 2016.
Posición actual de Rosetta, siguiendo al cometa en su camino hacia el Perihelio. La misión debería haber terminado a finales de 2015, pocos meses después, pero ahora se prolongará 9 meses más a partir de este punto, hasta que la luz solar no sea suficiente.
El aterrizaje suave de una sonda en un pequeño cuerpo celeste como forma de terminar su vida activa no será, si finalmente esta es la decisión, algo único en la historia. La pequeña sonda NEAR terminó, en 2001, sus días posándose en la superficie de Eros, e incluso sobrevivió y siguió en contacto con La Tierra, hasta que finalmente la Red de Espacio Profundo de la NASA dejó de darle cobertura. Y allí permanece.
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